Según la real academia de la lengua española la radiestesia se considera la “capacidad especial para captar ciertas radiaciones, utilizada por los zahoríes para descubrir manantiales subterráneos, venas metalíferas, etc”.
Fuente: Mariano Bueno. El libro práctico de la casa sana, RBA libros
Cuando hablamos de radiaciones nos referimos al espectro completo desde los rayos Gamma hasta las ondas de radio pasando por la luz visible, todo es radiación pero de distinta frecuencia aunque nuestra visión solo percibe pequeña porción, el llamado espectro visible que todos hemos estudiado en la escuela.
A partir del trabajo de Albert Einstein la comunidad científica aceptó que la energía es de naturaleza vibratoria, que emite radiaciones y que la materia no es más que una forma particular de energía.
Los seres humanos, como cualquier otro ser vivo del planeta, estamos expuestos a todas las radiaciones que coexisten en él y, además, muchas de ellas son capitales para nuestra existencia y sin ellas moriríamos; el más claro ejemplo es la radiación solar evidentemente, lo curioso es que un exceso de radiación también puede ser muy peligroso y el sol vuelve a ser un buen ejemplo.
Nuestro organismo percibe y reacciona ante todas estas radiaciones que alcanzan nuestro organismo, pongamos un ejemplo más específico y clarificador:
Una persona expuesta a un espacio de color rojo aumentará la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, el estado de alerta, sus sistema digestivo comenzará a activarse, su temperatura corporal aumentará y sus mejillas subirán el tono rojizo habitual. Lo más curioso es que también ocurrirá con los ojos tapados porque los colores no son más que una frecuencia electromagnética concreta que llega a nuestro cuerpo a través de todos los canales de percepción».
Cada color produce reacciones fisiológicas específicas, a veces similares y en otras ocasiones distintas, en esta web podréis encontrar más información al respecto.
Pero el color es sólo una de las radiaciones de las que hablábamos, como decía Einstein, la materia es una forma particular de energía y, por tanto, los objetos materiales también emiten radiaciones.
Un radiestesista o Zahorí, simplemente entrena su percepción para saber identificar las reacciones de su organismo ante cada una de las innumerables radiaciones que lo alcanzan, de este modo consigue “filtrar” de entre todas ellas la que está buscando, ya sea agua, minerales, emanaciones de gas radón, minerales etc.
Las famosas varillas de radiestesia, ya sean metálicas o de madera (varilla ahorquillada) o el péndulo, que utilizan los especialistas son amplificadores de las tensiones y distensiones musculares que se producen en nuestro organismo cuando atraviesa un campo de radiación concreto; definir qué es lo que se está buscando es el secreto de un buen radiestesista. Hay personas más sensibles y menos sensibles como es normal, existen personas con una alta sensibilidad y mucha práctica que han sido capaces de hacer radiestesia sin necesidad de herramientas. Os dejamos un enlace para conocer algo de historia sobre este tema al margen de lo que explicamos aquí.
La radiestesia se utiliza en arquitectura saludable para identificar y controlar puntos geológicos patógenos como corrientes de agua subterráneas, fallas o diaclasas, redes Hartman, redes Curry o, lo que es más importante, la confluencia de varios de estos puntos ya que son estos casos los que derivan en enfermedades de mayor o menor alcance si no se tiene en cuenta a la hora de ubicar ciertas estancias de una vivienda.
Os dejamos enlace a el área de Salud de nuestra web donde se explican gráficamente algunos de estos aspectos. DinA5, Geobiología y Bioconstrucción.
Muchas gracias por leernos, para mayor información o consultas dejar vuestros comentarios. Un saludo!!